A todas las Remes del mundo:
Ya estamos aquí. Carmen y Lucía al aparato.
Lo nuestro empezó hace once años, rebotando sobre una pelota gigante en esas míticas clases de preparto donde te presentabas y decías de cuántas semanas estabas. Somos del mismo pueblo, pero no nos habíamos visto en la life. Hasta que la vida —como buena organizadora de casualidades— nos puso frente a frente (y de pelotas al suelo).
De pelotas gigantes a partners in wine
Desde hace unos meses —un poco laaargos, no vamos a mentir— nos pusimos serias. Fantaseábamos hace tiempo con hacer algo juntas, y por fin nos lanzamos a darle forma a este mondongo de proyecto: Remedios O’Tinto.
Y sí, no estaríamos aquí sin la ayuda de dos ángeles de la guarda que nos han acompañado con tanto cariño y empuje. Se merecen un piso, una fuente con su nombre, y mínimo una suscripción vitalicia a nuestra caja de productos…sí, sí, habéis leído bien…. se vienen cositas….
¿Por qué Remedios O’Tinto?
Porque nos encantan ese tipo de remedios que no vienen en frasco, sino en forma de charla, risa, copa o bocado.
Por esas cenas de amigas que tanto cuesta organizar, pero valen oro.
Por los ratos de confesiones en la puerta del cole.
Por las quedadas kid-friendly que salvan la cordura.
Por los desayunos que se alargan hasta el vermú.
Por los “yo le diría…”, “pues yo haría…” y «los consejos vendo que pa mi no tengo».
Por todo eso.
Por intentar arreglar la vida de las demás cuando ni la nuestra se sostiene.
Pero, ¿y lo que nos reímos?
¿Y el vino?
Ay… el vino.
Nosotras, que ya lo consideramos nuestro santo remedio. Porque a veces es lo único que logra apagar el ruido mental: ¿Qué hay para cenar? ¿Dónde dejé las llaves? ¿Por qué llueve justo hoy que tengo el tendedero lleno? ¿Qué hago con mi vida?
Un ratito de copa en mano y vuelve la magia.
Desconectamos, nos reímos, y recordamos que no estamos tan solas en esta estafa que es la vida de los mayores. Spoiler: nos engañaron (pero de eso hablamos otro día).
Lo que vas a encontrar por aquí
Esto es un blog, sí, pero también un rincón seguro.
Iremos compartiendo peripecias, ideas sin filtro, recetas salvadoras, dramas mínimos y risas máximas.
Porque, si algo hemos aprendido es que, cuando una se atreve a contar lo que lleva dentro, siempre hay otra que dice:
“¡Anda! ¡Si no soy la única!.”
Brindemos (que falta nos hace)
Así que sí:
Vamos al lío.
Con amor, con humor y con un poco de tinto (o blanco, o vermú, no nos pongamos exquisitas).
Brindemos por no dejar nunca de intentar remediar lo irremediable.
Y recordad:
Siempre en vino, nunca en vano.
Con amor (y muchas ganas de liarla),
Carmen & Lucía
Be wine, be divine